La fertilidad en las mujeres

En el momento en que una pareja sopesa la decisión de tener un hijo, siempre se pone en la situación de que no va a ser una tarea muy complicada, pero muchas veces no es así. Las mujeres cada vez más posponen la decisión de ser madres más tarde, muchas veces por situaciones personales, laborales o que no se ven preparadas para tomar una decisión tan crucial en la vida. Esto conlleva a una situación en la que quedarse embarazada a veces no es tan fácil y rápido como una esperaba. A esto debemos añadirle problemas físicos que dificultan la fertilidad, desarreglos en la ovulación, periodos irregulares, problemas hormonales y ginecológicos que ponen trabas a la hora de concebir. Lo primero y más aconsejable en el caso de las mujeres es acudir al ginecólogo para que nos realice una revisión y compruebe que no exista nada que dificulte nuestra fertilidad. En el caso de tener algún problema en el endometrio, miomas, politos, etc. que se producen con frecuencia en la mujeres es aconsejable tomar medidas médicas, en estos casos pueden dificultar la concepción y en caso de embarazo pueden ser causa de abortos espontáneos.

 

Con un estudio en sangre podemos revisar nuestros niveles hormonales, también de gran importancia ya que cualquier déficit hormonal o desarreglo puede interferir en la fertilidad. Cualquier desajuste hormonal puede indicarnos la existencia de alguna anormalidad que puede dificultar nuestra concepción. Normalmente las analíticas más frecuentes para revisar nuestros niveles hormonales de centran en la hormona FSH (hormona folículo estimulante). Cuando los niveles de esta hormona son muy elevados y los niveles de estradiol (para revisar la función de los ovarios y las glándulas suprarrenales) son bajos, esto puede indicar un fallo primario en los ovarios. Otra de las hormonas a revisar es la LH (Hormona luteinizante) que influye en el pico de ovulación. Cuando la hormona LH tiene niveles muy altos y la hormona FSH tiene niveles normales puede darse el caso de padecer un síndrome de ovarios poliquísticos. Por estos motivos es aconsejable acudir al médico para que nos informe de todas las pruebas necesarias para facilitar las posibilidades de concebir.

 

También es muy importante anotar y llevar un control de nuestros ciclos menstruales ya que para calcular nuestros días fértiles es necesario saber la duración de nuestros periodos. Cada mujer tiene un ciclo menstrual con una duración y una intensidad diferente por este motivo no todas ovulan en la fechas establecidas como normales. Para calcular nuestros ciclos de ovulación existen tablas de días fértiles que nos pueden orientar sobre los mejores días para quedarte embarazada, en función de tu ciclo.

 

Siempre son orientativos pero si se intenta concebir en los días de ovulación las probabilidades de concebir son mucho más altas. También existen pruebas de ovulación que se pueden adquirir en farmacias. Con estos sistemas a través de la recolección de nuestras de orina en los períodos señalados, se puede detectar los picos de fertilidad gracias a los niveles de la hormona luteinizante (LH) en la orina. Estas pruebas ayudan a maximizar la probabilidad de quedarse embarazada de forma natural al detectar los días más fértiles de cada ciclo. Este es uno de los sistemas más fiables pero también existen otro métodos como calcular la temperatura basal que cambia con la ovulación y el calendario de días fértiles ya que aunque no sea el día exacto de la ovulación los espermatozoides suelen tener una plazo normal de vida dentro del cuerpo de la mujer que puede oscilar entre dos o tres días y pueden llegar a vivir hasta cinco días, así que todo se reduce a tener una vida sexual sana y activa. Otra forma natural de identificar nuestros días fértiles es revisar nuestro moco cervical que tiene una apariencia muy similar a la clara de huevo y es considerado fértil ya que proporcionará el soporte que el esperma necesita para fertilizar el óvulo. El moco cervical es necesario para que los espermatozoides puedan tener más movilidad y también se benefician de la capa de protección que el moco proporciona.