La caquita del bebé

La imagen que nos hacemos de que la evacuación debe ser puntual y diaria ya sólo es un mito.
Y no se puede hablar de estreñimiento la primera vez que se falta a la cita con el orinal.
En realidad, este trastorno tiene características bien definidas y los pediatras lo identifican en base a la frecuencia de las evacuaciones y a la consistencia de las heces.
Sólo se puede hablar de auténtico estreñimiento si el niño hace caca una vez a la semana, o menos de dos veces al día si tiene menos de tres meses.
Pero el trastorno también existe si las heces, aunque se produzcan con mayor frecuencia, son muy duras y sólo salen después de muchos esfuerzos dolorosos.
Por lo demás, todo está dentro de la normalidad: de hecho, la frecuencia y la consistencia de las heces varían de un niño a otro.
Hay niños que evacúan diariamente y otros, que también gozan de buena salud, sólo lo hacen cada tres o cuatro días.
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Por lo tanto, no es necesario recurrir a ningún remedio.
El dolor de barriga debe cuidarse, es obligatorio intervenir con un tratamiento adecuado si el niño sufre dolor en el abdomen, especialmente en la parte más baja, cerca de la ingle, en el estreñimiento crea mucha angustia la mamá y al papá, pues temen que sea una señal de que algo no funciona con normalidad.
En raras ocasiones, un intestino Perezoso indica, por sí mismo, a presencia de problemas en el aparato digestivo.
No obstante, hay que En algunos casos, debe saltar la alarma Consultar al pediatra si, junto con el estreñimiento, también se manifiesta uno solo de estos síntomas de alarma: Detención del crecimiento.
Barriga tensa o hinchada.

Descargas violentas que se manifiestan después de muchos días de vómitos Y estreñimiento, si el bebé hace caca con frecuencia y sin esfuerzo, no hay por qué preocuparse El lado izquierdo el apéndice está situado, en general, en el lado derecho, de lo contrario, se corre el riesgo de que se cree un «círculo vicioso», que empieza con la deshidratación de la heces, pasa por el endurecimiento de las mismas y provoca, al final, una mayor dificultad y dolor a la hora de eliminarlas.

Aunque no existe ningún peligro de bloqueo o de daños por una posible reabsorción de las sustancias tóxicas por parte del organismo, es innegable que el estancamiento de las heces en el intestino crea un notable malestar al pequeño.
Si, en efecto, el niño sufre de estreñimiento, hay que poner en práctica algunos sencillos remedios para facilitar la evacuación.
Hay que educar al niño para que utilice el orinal como si se tratase de un juego: por ejemplo, podemos hacer que elija el modelo que le guste y, si lo desea, guardarlo en el cuarto de baño de los papás.
No hay que mostrarse contrariados si no aprende a utilizarlo rápidamente.
El control de los esfínteres no tiene etapas válidas para todos los niños: a los 18 meses, lo consigue alrededor del 50% de los niños, y sólo a los tres años se llega al 90%.
El niño debe sentirse libre para evacuar cuando quiera, y no hay que obligarle a largas, e inútiles, sentadas en el orinal, quizás intimidándole con algunas frases.
No es correcto obligarle a utilizar el inodoro de los mayores demasiado pronto, y aún menos en contra de su voluntad