El hierro en el embarazo

En el embarazo la demanda de hierro está aumentada para cumplir las necesidades de la masa incrementada de glóbulos rojos y los requerimientos del feto en desarrollo y la placenta. Por mucho, la demanda simple mayor de hierro es aquella para la expansión de la masa de glóbulos rojos. El feto obtiene su hierro del suero materno por transporte activo a través de la placenta, principalmente en las últimas 4 semanas de embarazo. El requerimiento total de hierro está en el orden de 700-1.400 mg. El requerimiento total es 4 mg/día, pero éste aumenta desde 2,8 mg en las mujeres no embarazadas hasta 6,6 mg/día en las últimas semanas de embarazo. Esto puede ser cumplido por movilización de las reservas de hierro, además de alcanzar la máxima absorción del hierro de la dieta. Una dieta mixta normal provee alrededor de 14 mg de hierro por día, de los cuales sólo 1-2 mg (5-10%) es absorbido.
La absorción de hierro es aumentada cuando hay hiperplasia eritroide rápido recambio de hierro y una alta concentración de transferrina no saturada todo lo cual es parte de la respuesta fisiológica en la mujer sana embarazada. Hay evidencia de que la absorción de hierro de la dieta está aumentada en la última mitad del embarazo, pero esto aún no proveería suficiente hierro para las necesidades del embarazo y el puerperio para una mujer con una dieta mixta normal.

El hierro del hem obtenidode la hemoglobina y mioglobina de origen animal es más efectivamente absorbido que el hierro no proveniente del hem. Los factores que interfieren o promueven la absorción del hierro inorgánico no tienen efecto sobre la absorción del hierro del hem. Esto pone a los vegetarianos en desventaja en términos de suficiencia en hierro. La cantidad de hierro absorbido depende mucho del alcance de las reservas de hierro, del contenido de la dieta si son dados o no suplementos de hierro.
En un estudio cuidadosamente controlado en Suecia, fue descubierto que las velocidades de absorción diferían marcadamente entre las mujeres embarazadas que recibían  hierro ferroso con un suplemento diario que las que recibían un placebo.

El problema hematológico más común en el embarazo es la anemia resultante de la deficiencia en hierro. La mayor parte del hierro en el organismo está contenida en la hemoglobina de los glóbulos rojos en circulación. Muchas mujeres entran en el embarazo con las reservas agotadas. No es sorprendente que la deficiencia en hierro durante el embarazo y el puerperio sea tan común, cuando en adición a las demandas del feto y la pérdida de sangre en el parto la masa absoluta de glóbulos rojos aumenta sólo en un 25%.
A través de los años ha habido muchos estudios que han probado, sin lugar a dudas, que los suplementos de hierro previenen el desarrollo de anemia y que en mujeres con una buena dieta, que no son aparentemente anémicas al registrarse, el nivel medio de hemoglobina puede ser aumentado por terapia oral y también puede ser aumentado con hierro durante todo el embarazo.